Mientes.
Descansaba en la orilla de la piscina, con sus brazos fuera de esta, recargando su cabeza sobre sus manos. Sus lentes de sol puestos y sus rizos pegados a su frente.
¿Cómo cayó tan fácil con Jungkook? En su vida pensó serle infiel a alguien, y ahí estaba, pensando en cómo terminar con Taeyong al llegar a Seúl. ¿Con qué cara lo vería dentro de una semana?
¿Por qué hacía lo que tanto le reclamó a Jungkook antes?
¿Por sus toques? ¿El pasado regresando a él?
Quería sentirse mal, pero tan sólo esperaba por la próxima vez que tendría a Jungkook de nuevo con él.
—¡Papá! —una voz femenina lo sacó de su mundo, haciéndolo girar la cabeza con sorpresa.
Jarin estaba delante de él, en traje de baño, Jongsuk a su lado, sonriente, tomado de su mano.
—Perdón no te noté, amor. ¿Qué tal? —sonrió—. ¿Cómo amanecieron?
—Bien —sonrió—. ¿Podemos quedarnos a ver para comer en el restaurante del hotel por la tarde? Tal vez podamos salir juntos a la playa después, sólo tú y yo, papá. Jongsuk tiene otros planes con el señor Jeon.
Jimin asintió y tragó con fuerza. Esperaba no fuera incómodo ninguno de los dos planes, porque hace menos de veinticuatro horas se había acostado con el padre del novio de su hija, y engañado a su novio de apenas un mes.
—Sí, dos días sin verte son un infierno, amor. Tengo que aprovechar tiempo contigo también, por eso vine.
Jarin asintió satisfecha. Jongsuk se alejó, dándoles su espacio y de paso apartando lugares en los camastros de la piscina.
—Por cierto, Taeyong me envió mensaje ayer por la noche. Estaba preocupado por ti porque no contestaste sus mensajes. Le dije que seguro estabas dormido.
Jimin asintió tan rápido como pudo.
—Sí, es que llegué de la playa y me quedé viendo una serie con el señor Jeon hasta tarde. No me di cuenta de las notificaciones en mi celular porque estaba en silencio.
Jarin torció sus labios.
—Me dijo que le habías respondido y dicho que llegaste de la playa y te la pasaste durmiendo —Jimin mordió su lengua, ya había jodido un poco su mentira—. ¿No querías hablar con él?
Jimin negó y torció sus labios.
—No es eso, amor —trató de que su voz no temblara al notar que estaba siendo descubierta su mentira—. Es que me distraje viendo eso y tenía el celular en silencio, me quedé dormido después y no le contesté.
Jarin negó siseando.
—Quítate los lentes.
Jimin lo hizo frunciendo su ceño, deteniéndolos en ambas manos fuera de la piscina.
—¿Por?
—Repíteme lo que dijiste.
Podía sentir la mirada pesada de su hija sobre él, sintiéndose pequeño. ¿Cuándo intercambiaron los papeles del adulto?
—Salí de la ducha, me quedé viendo la serie y me dormí porque el celular estaba en silencio. No es que no quisiera hablar con él.
Jarin negó.
—Papá, estás mintiendo. Soy tu hija, te conozco. ¿Qué escondes?
Si ya se sentía mal por mentirle a ella, podría hablar un poco y desahogarse sin contarle todo por completo, ¿no?
Jimin salió de la piscina de un salto, sentándose en la orilla, con sus piernas dentro del agua. Jarin copió su acción, sentándose a su lado.
—¿Por qué no quieres hablar con Taeyong?
—Voy a terminar con él cuando lleguemos a Seúl —su voz tornó seria.
—¿¡Por!? —parpadeó seguidas veces—. Pensaba que estaban bien y que te gustaba estar con él. ¿Qué pasó? —la sorpresa en su voz era más que evidente.
—No me siento cómodo con él, amor. Es lindo y caballeroso y todo lo bueno que quieras, pero no siento que estemos en lo mismo. Somos diferentes, no va conmigo ni yo con él. No quiero hacerle daño. Creo que empezamos todo muy rápido —torció sus labios, balanceando su pierna en el agua.
«Le estoy haciendo más daño ahora.»
Jarin asintió, acariciando el dorso de la mano de su padre.
—Entiendo —su voz bajó—. Taeyong es muy diferente a ti. Muy tranquilo y a ti te gusta lo contrario —Jimin asintió.
—Aparte, hay muchas cosas mías que tengo que pensar bien y no puedo hacerlo en una relación.
«Inseguridades, miedos, impulsos.»
—Lo que sea mejor para ti, papá —besó su mejilla—. ¿Qué te hizo cambiar de opinión así?
Jimin sonrió y agachó su cabeza.
—Digamos que el señor Jeon se tomó el tiempo de escucharme y hablar sobre eso para que me diera cuenta.
✧✦✧
Caminaban por un plaza, Jongsuk le pidió a su papá que lo acompañara para poder comprar un regalo para Jarin, ya que en dos días cumplían seis meses saliendo.
Jungkook accedió sin problema, eso le serviría para despejar un poco la mente y no pensar en Jimin y la noche que pasaron. De tan solo recordarlo quería repetirlo de nuevo. Volver a escucharlo y tenerlo debajo suyo, con sus brazos alrededor de su cuello y sus labios tocándose con fervor.
Llevó su mano a sus labios, por instinto al recordar lo suaves que se sentían los de Jimin encima.
Llevaban el regalo de Jarin. Jongsuk lo tenía dentro de una bolsa roja; un collar y un osito de peluche. Jungkook sirvió de gran ayuda el escoger ambas cosas.
—¿Crees que le guste?
—Sí, Jongsuk. No te preocupes por eso —rodó los ojos con diversión.
Iban a su auto, cuando, cerca del estacionamiento, Jungkook vio una farmacia frente a ellos.
Debatía con su propia mente si entrar a comprar algo en específico o no.
«Mejor prevenir.» pensó.
Le dio las llaves del auto a su hijo.
—Ten, tú conduces —habló con una sonrisa amenzanado a salir—. Mientras pagas el estacionamiento, yo iré a la farmacia de enfrente. Espérame en el auto ahí afuera.
Jongsuk asintió con el ceño fruncido. Jungkook asintió con la cabeza, sonriéndole sin demorar mucho dar media vuelta e ir a la farmacia.
Entrando a esta, fue directamente al área donde tenían todo tipo de preservativos, lubricantes y demás. Tomó dos cajas de la marca que consideraba la mejor.
Aunque estuvieran limpios, prefería cuidar de ambos.
Jongsuk ya lo esperaba fuera. Frunció su entrecejo al reconocer los paquetes que llevaba en mano. Achicó sus ojos cuando Jungkook entró al lugar de copiloto, poniéndolos encima de sus propias piernas sin pudor alguno.
Jongsuk le dio una mirada llena de preguntas. Arriba abajo, y su nariz ligeramente arrugada al igual que sus labios fruncidos.
—¿Qué tiene? —preguntó Jungkook sintiendo la mirada de su hijo encima.
—¿Para qué quieres eso? —preguntó con un tono confundido.
—¿Para mí? —enarcó una ceja. Su tono lleno de burla llamó más la atención de su hijo—. Me sé cuidar, Jongsuk —puntualizó firme.
—¿Con quién?
Jungkook lo miró de reojo.
—Alguien que conocí en el bar —se encogió de hombros.
No mentía. Jimin estuvo en el bar.
—¿Desde cuándo? —insistió.
—¿Por qué tantas preguntas, niño? —preguntó con fastidio. No quería cagarla al decir algo que no—. Yo soy el que cuestiona aquí —necesitaba cambiar el tema, así que no tardó mucho en voltear la pregunta—. ¿Yo te pregunto cuándo compras los tuyos?
—Nunca me has visto comprarlos —sonrió con victoria.
—No, pero he visto dónde los tienes en tu habitación. Necesitas un mejor lugar que detrás de tus colonias en el tocador, si es que no querías que los viera —rió al ver la cara de Jongsuk.
—¡Papá!
—¡Oye! Buscaba una de las mías y como me las quitas, fui a buscarla —rió de nuevo—. Tampoco es como si no supiera que tienes sexo, porque ya te estuvimos a punto de encontrar en...
—¡Bien! —alzó la voz, golpeando el volante con sus palmas, interrumpiéndolo—. ¡Ya entendí! Tú no te metes en mi vida sexual, y yo no tengo que hacerlo con la tuya.
—¡Que bonito aprende mi retoño los modales! —sacudió el cabello de su hijo con burla.
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